Rememorando una respuesta del DR.@AlfredoJalifeR_ al monstruo de Fukushima

El miércoles 19 de junio de 2002, en el diario mexicano La Jornada, apareció un certero análisis del DR. Alfredo Jalife-Rahme (disponible aquí) sobre los mecanismos de la globalización financierista utilizados en América Latina, en particular en Brasil y México.

Aunque el fondo del asunto abordado por el DR. Jalife-Rahme se ciñe estrictamente al aspecto financierista, Alejandro Frank Hoeflich, un defensor de la contaminación nuclear (ver aquí), lanzó una diatriba acusando al DR. Jalife-Rahme de “racista” y “antisemita” sin mencionar ni de pasada el fondo del asunto.

En su magistral respuesta, el DR. Jalife-Rahme dejó en claro algunas notas esenciales de su enfoque (y método) que hoy conviene recordar, máxime cuando existe una campaña de odio y exclusión en contra de quienes consideramos acertados los análisis llevados a cabo por el DR. Alfredo Jalife-Rahme, no por razones accidentales sino porque objetivamente se trata de auténticas perlas de conocimiento que desentrañan los mecanismos de una realidad que nos afecta por encima de cualquier determinación subjetiva.

A continuación reproduzco la magistral respuesta del DR. Alfredo Jalife-Rahme:

Mi enfoque es estructural y humanista (el bien común universal), sin perder la oportunidad de denunciar la arrogancia del poder financiero y militar, provenga de donde provenga, que está tratando de llevar a la humanidad a varios holocaustos. A eso no se le puede llamar intolerancia ni xenofobia, sino simplemente la fuerza ética de los hechos que ponen al mundo en peligro de una nueva guerra. No puedo ser "antisemita" y, por ende, "racista", porque resulta que soy "semita", en el sentido científico etnolingüístico y no religioso. En el contexto de mi crítica a la globalizacion financiera (la esencia del artículo) usé la palabra "cosmopolita" etimológicamente, lo cual atañe a la destrucción del "Estado-nación" por los globalizadores, y ha sido retomado por estudiosos posmodernistas (no "medievales"), incluidos autores judíos. La palabra "correligionario", en el caso de la dupla Soros-Castañeda (sic), la utilicé en su acepción de quienes "profesan la misma opinión política" (Dicc. Espasa-Calpe) de la globalización. Que en los hallazgos "nucleares" del doctor Frank, quien asocia laxamente las palabras y promueve "insinuaciones" para forjar sus conclusiones paranoides, resulten "judíos" (lo cual nunca dije expresamente; además, iban acompañados de no-judíos) ya no es mi asunto, lo cual no significa que tampoco me dé cuenta que existe una diferencia entre un "banquero judío" y uno "no-judío", debido a los naturales intereses grupales compartidos en Wall Street y en la City. Para resaltar el camaleonismo oportunista de JM Córdoba fue importante señalar su pertenencia "sefardita" de la que han alardeado sus amanuenses (El espíritu de Córdoba, de la siria proto-sionista Ikram Antaki, quien legó la tutela de su hijo Omar a Castañeda Gutman), pero no como adjetivo "solo", sino adjunto a "franco-andaluz naturalizado fast track mexicano"; la descripción es completa, así que no haga trampa, doctor Frank, quien practica la anástrofe y la catástrofe semánticas en su lecho de Procusto mental. Por fortuna mis lectores "andaluces" no se "indignaron" por asociarlos con Córdoba, y eso que "Andalucía" es la joya nostálgica de los árabes.
El doctor Frank se concentra en tres "adjetivos" que afectan sus fantasmas vivenciales y escurre el bulto del suceso nodal. ¿No es exagerada su paranoia étnico-religiosa frente a la magnitud del papel que juega Soros en la devastación financiera de Latinoamérica? Las comunidades judías tienen una gran responsabilidad en depurarse y de no dejar a sus peores genocidas globales sueltos (financieros y militares). De lo contrario pecarán de complicidad. Ese es el primer paso para erradicar una de las múltiples variantes que definen, por lo visto, el "antisemitismo" (reacción a los excesos individuales o grupales de radicales judíos). El fácil recurso al "antisemitismo", por desgracia, ha sido muy trivializado y va desde el holocausto hasta el uso desmedido por quienes se esconden tras el calificativo de peores pecados. ¿Cuál es la definición "moderna" de "antisemitismo" que sea aceptable para el amplio espectro de un judío liberal, un sionista racista y un ultrafundamentalista hebreo? ¿Criticar los criminales excesos individuales y/o grupales de judíos se equipara con "antisemitismo"?

Atentamente
Doctor Alfredo Jalife Rahme, profesor de posgrado (FCA de la UNAM) en negocios internacionales y geopolítica

La diatriba de Frank Hoeflich y la respuesta íntegra del DR. Alfredo Jalife-Rahme se pueden consultar en el sitio electrónico del diario La Jornada aquí.

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