Las palabras de quien vienen.

Un bloguero "de izquierda" que un día ataca a AMLO y otro día, también.
Un "periodista" ex-convicto por fraude.
Un ex-diputado sin más relevancia.

En fin, se trata de personas que definitivamente no ganarían un concurso entre deshonestos porque ni siquiera tienen los tamaños, pero se esfuerzan por aparecer como los viles personajes que son. Ellos y sus corifeos son los que intentan montar una calumniosa campaña de odio en mi contra, ¿y por qué? Por el simple hecho de opinar distinto.

Alguno afirma que soy agente del CISEN del mismo modo que afirman que soy un "acosador", cierto es que proyectan su propia forma de ser contra uno.

Acá lo grave es que pretenden convertirse en los únicos con una opinión válida; los únicos autorizados para decir lo que está bien o lo que está mal según criterios de supuesta objetividad. Pero detrás de su aparente objetividad se encuentra una ideología encubierta que se acerca más al fascismo que a cualquier variante de "izquierda" como no sea la stalinista que tanto daño ha hecho.

Cualquiera tiene que estar prevenido ante las "FAKENEWS", máxime, cuando se visten de una supuesta o pretendida "libertad de expresión", con igual determinación se tiene que estar prevenido ante la mentira y la calumnia; no lo digo por mi sino por cualquiera que se atreva a opinar, pues para ciertas personas tu opinión les produce aversión, no resisten verse reflejados en un espejo, no porque tú seas espejo sino porque tus ideas les retachan su vileza.

Decía algún sabio del Pueblo: "las palabras de quien vienen". Yo, por mi parte, asumo la postura del viejo y admirable Karl Marx en el prólogo a su famosa obra El Capital: "Bienvenidos todos los juicios fundados en una crítica científica. En cuanto a los prejuicios de la llamada opinión pública, a la que nunca he hecho concesiones, será mi divisa, como siempre, la del gran florentino: Segui il tuo corso, e lascia dir le genti!"

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