Acusación contra el general Santa Anna por traición a la Patria
Por el diputado D. Ramón Gamboa[1]
“Señor: Las afecciones de
espíritu que me han agobiado, por las desgracias de mi patria, no me han
permitido venir del asilo que he tomado en una casa de mi pertenencia en
Tlalpam (sic). La circunstancia de hallarme en esa ciudad, me proporcionó
palpar por mis ojos la entrada de los norte-americanos, las batallas que se
dieron en las lomas de Contreras y Peña-Pobre, y en el puente de Churubusco; y
al mismo tiempo los pasos todos y providencias que dio el general Santa Anna; de
manera, que pude formar mi juicio y opinión, acabando de convencerme sobre la
inaudita maldad con que ha correspondido a su patria dicho general.
“Penetrado de estas convicciones,
faltaría a mis deberes si hoy que puedo presentarme en este augusto local, no
levantara mi voz volviendo por los derechos de mi adorado país; y en
consecuencia hago en toda forma la siguiente acusación, que protesto
desenvolver con toda la debida extensión, y sostenerla a todo trance.
“Acuso, pues, en primer lugar al
general Santa Anna por su traición en la
batalla de la Angostura.
“Lo acuso por su traición en Cerro Gordo.
“Por el abandono que hizo de la ciudad de Puebla.
“Por haber dejado expedito el
camino desde Puebla hasta Venta de
Córdoba.
“Por su traición dejándoles libre
absolutamente el camino de Ayocingo a Tlalpam, sin embargo de que se lo mandé
advertir por conducto del Sr. diputado D. Bernardino Alcalde, y por medio de un
papel que yo mismo puse en Santa Cruz de las Escobas, el 17 del presente.
“Por no haber atacado a la
primera división del enemigo en el arenal de Tlalpam, y pueblo de Tepepa.
“Por no haber auxiliado al
general Valencia en la batalla del 19.
“Por el abandono que hizo del
fuerte de San Antonio, dejándose flanquear.
“Por su traición dejando
flanquear el puente de Churubusco, y no dar el más mínimo auxilio.
“Por el infame armisticio que ha
celebrado, cuando sabe que el enemigo no tiene arriba de siete mil hombres
útiles, que carece de muchísimos artículos necesarios, que su tren es
voluminoso y lleno de estorbos, y que espera auxilio por Veracruz y aún por San
Luis; y cuando por otra parte en la capital hay más de quince mil hombres y es
público el ardor de venganza en que están los mexicanos.
“Por su perversidad, pues no
contento con entregar a su patria, se ha complacido en empobrecerla y
arruinarla con contribuciones, gabelas e impuestos de diferentes nombres, bajo
los pretextos de levantar tropas, que habían de ser entregados a la muerte o al
resultado de la fuga y de levantar parapetos que de nada habían de servir.
“Lo acuso por último, de que por
su causa se ha perdido el territorio, la nacionalidad de México, el honor y la
gloria de este pueblo desgraciado y que ha constituido en la desventura a todas
las clases de la sociedad. Por ahora no más extiendo estos capítulos, y me
reservo ampliarlos para otra vez, en que me halle con algún sosiego.
“México,
Agosto 27 de 1847. – Ramón Gamboa.
“Supuesto que no ha habido
Congreso, entrego esta acusación al señor presidente del mismo para que se
digne presentarla el primer día que hubiere número. Igualmente debo manifestar
a su señoría, que es muy probable que yo en México no vuelva a entrar y
concurrir a este local, ya porque el punto señalado para la reunión es
Querétaro, y ya porque temo otra nueva traición de Santa Anna con respecto a
este mismo cuerpo soberano.
México,
Agosto 27 de 1847. – Ramón Gamboa.”
[1]
Enrique Olavarría y Ferrari. (1884). México a través de los Siglos. Tomo
Cuarto: México Independiente. México; Ballescá y Compañía. Pág. 686.
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