Ayotzinapa, Boicot Electoral y salto al vacío
El presente comentario está
dedicado a todas aquellas mujeres y hombres que de diversos modos luchan para realizar
una transformación social, política y económica que beneficie a las mayorías
empobrecidas, excluidas y explotadas del México del Siglo XXI.
Ayotzinapa es el nombre de la nueva gesta
heroica de los mexicanos contra todas las formas de violencia, exclusión y
explotación que durante los últimos años se han recrudecido. Ayotzinapa es la
respuesta del Pueblo indignado ante la burla y el ninguneo de aquellos que
detentan el poder político y económico. Ayotzinapa es, en suma, el comienzo del
fin del régimen barbárico iniciado con el periodo denominado neoliberal.
Entre la noche del 26 y la madrugada del 27
de septiembre de 2014, un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl
Isidro Burgos” en Ayotzinapa, Guerrero fueron emboscados por agentes del Estado,
6 personas murieron en la emboscada, varias personas resultaron heridas y 43
estudiantes fueron privados de su libertad y entregados por la fuerzas del
Estado a grupos de narcotraficantes quienes en clara complicidad con los
diferentes órdenes de gobierno: municipal, estatal y federal, procedieron a la
desaparición de los 43 jóvenes normalistas.
Padres, familiares y amigos de los 43
jóvenes desaparecidos, así como sobrevivientes de la emboscada, comenzaron
desde el mismo 27 de septiembre una búsqueda a la que pronto se sumarían diversos
sectores de la sociedad mexicana hasta conformar un amplio movimiento social
tanto en México como en el extranjero que obligó a la renuncia del Gobernador
de Guerrero así como al inicio de una investigación federal en contra de los
agentes del estado que participaron en la emboscada, homicidio y desaparición
forzada de los normalistas.
Si bien, el reclamo central de la
movilización gira en torno a la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos,
pronto comenzó a definirse una exigencia mayor al interior del propio
movimiento social de acompañamiento: la dimisión del Ejecutivo Federal. Sin
embargo, durante los primeros meses de movilización, los padres y familiares de
los 43 se limitaron a exigir el cumplimiento de las obligaciones legales a
cargo del gobierno federal y sus instituciones, acudieron a una reunión a Los
Pinos donde el Ejecutivo Federal adquirió una serie de compromisos encaminados
a la localización y presentación con vida de los 43 normalistas, así como la
captura, enjuiciamiento y sanción a los responsables de los delitos
relacionados con la desaparición.
Las movilizaciones por Ayotzinapa
alcanzaron su punto más crítico alrededor del 20 de Noviembre de 2014, en el
marco del 104 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, fecha en la
cual una amplia movilización social, nacional e internacional, tanto en las
calles como en las denominadas redes sociales se pronunció a favor de la
dimisión del Ejecutivo Federal, al mismo tiempo que el gobierno federal se
aprestaba a convencer a los padres y familiares de los desaparecidos sobre las acciones
institucionales que se estaban realizando.
Ese desentendimiento inicial entre lo que
podría denominarse la cabeza del movimiento, representada por los padres y
familiares de los 43 jóvenes normalistas desaparecidos, y la amplia base social
que los acompañaba con la exigencia de dimisión del Ejecutivo Federal, produjo
un punto de inflexión que fue aprovechado por los representantes del Estado
para informar los resultados de la investigación federal. Se informó de la
captura de varios agentes del estado en el orden municipal así como la captura
de varios narcotraficantes quienes confesaron haber participado en la
desaparición y homicidio de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Ese mismo día, el
Procurador General de la República manifestó su hartazgo ante la exigencia
social con la expresión “Ya me cansé”, esta manifestación que denota un claro
cinismo e insensibilidad ante la barbarie detonó una nueva etapa de la
movilización.
A partir de ese momento, la acción
colectiva fue demostrando que de la investigación federal se derivaban una
serie de contradicciones, inconsistencias y falsedades que pusieron en
entredicho la “verdad legal” sobre la desaparición de los normalistas. Fue en
ese momento que los padres y familiares de los jóvenes desaparecidos adquirieron
conciencia sobre la ineptitud e hipocresía por parte de la representación
federal del Estado, al tiempo que la movilización social adquiría plena
conciencia de la responsabilidad federal en los acontecimientos del 26 y 27 de
septiembre en Iguala, Guerrero.
Paralelamente con las muestras de apoyo y
solidaridad nacional e internacional al movimiento de Ayotzinapa, todas ellas
pacíficas y ordenadas, en Guerrero, el sector más duro de la movilización logró
la toma y defenestración de diversos ayuntamientos en toda la geografía del
Estado, en 5 de ellos logrando el nombramiento de gobiernos autónomos. Se
conformó una alianza entre los familiares y amigos de los desaparecidos con
diversas organizaciones sociales que incluyen organizaciones no gubernamentales,
organismos de defensa de los derechos humanos, sindicatos independientes, el
Ejército Zapatista de Liberación Nacional y otros colectivos aglutinados en la
denominada Asamblea Nacional Popular; asimismo diversos actores de la sociedad
civil tales como artistas, intelectuales, personajes públicos e
individualidades sin organización se han sumado a la lucha de Ayotzinapa
conformando el movimiento social más amplio y representativo de los últimos
años en México.
Esta conformación ha generado al menos dos
tipos de acciones: a) aquellas encabezadas por personajes públicos,
intelectuales, artistas e individuos sin filiación organizacional y b) aquellas
encabezadas por los padres, familiares y amigos de los 43 en coordinación con
la Asamblea Nacional Popular. En el primer caso se han llevado a cabo marchas y
demostraciones públicas, pacíficas y ordenadas, en las que han participado
activamente los padres y familiares de los normalistas desaparecidos y de las
cuales se derivan 2 principales exigencias a saber: 1. La localización y
presentación con vida de los jóvenes normalistas desaparecidos y 2. La dimisión
del Ejecutivo Federal. En el segundo caso a través de acciones directas e
incluso con el uso de la fuerza, se ha logrado la toma y defenestración de varios
gobiernos locales, en 5 de ellos nombrándose gobiernos autónomos; en este
segundo caso se derivan 2 exigencias: 1. La localización y presentación con
vida de los jóvenes normalistas desaparecidos y 2. La suspensión del proceso
electoral del año 2015, y que considerado a nivel nacional denomino Boicot
Electoral.
Como puede observarse hasta aquí, la propia
conformación del movimiento lo ha dotado de una cabeza y varios brazos, los que
sin embargo, aún no se encuentran en total armonía/sincronía.
La exigencia central de localización y
presentación con vida de los 43 jóvenes estudiantes normalistas parte de un
supuesto negado por los hechos: la capacidad del gobierno federal, es decir,
que a la luz de los acontecimientos es imposible que el actual gobierno federal
cumpla con tal exigencia, la propia investigación federal demuestra esa
imposibilidad.
En lo referente a la dimisión del Ejecutivo
Federal, también nos encontramos ante un supuesto negado: la voluntad política
del actual gobierno federal, el cual no tiene vocación de suicida, precisamente
por los intereses político-económicos que defiende el Ejecutivo Federal no
dimitirá (no de manera voluntaria).
En cuanto al Boicot Electoral, su
factibilidad, dependerá del alcance y desarrollo de la propia movilización
social. En aquellos lugares donde se logre una amplia y mayoritaria
movilización social será posible boicotear las elecciones, pero no ocurrirá en
aquellos lugares donde se carezca de fuerza social. Al momento de escribir
esto, los hechos parecen demostrar que únicamente en algunas zonas de Guerrero
podrá alcanzarse un Boicot Electoral efectivo, mismo que, sin embargo, solo
representa un pequeño primer paso en la dirección correcta.
Si esto es así, es decir, si únicamente en
algunas zonas de Guerrero es posible el Boicot Electoral, plantear en este
momento un Boicot Electoral generalizado sin contar con la fuerza social
suficiente, solo será un paso en falso.
Si, además, en aquellos lugares donde se
logre la fuerza social suficiente para el Boicot Electoral, no se acompaña con
el paso lógico siguiente: la conformación de un gobierno popular autónomo (para
lo cual se requiere no solo fuerza social sino organización social), entonces
el movimiento surgido de Ayotzinapa será, lamentablemente, un salto al vacío.
Boicot Electoral, sí, en todos aquellos
casos en que se tenga fuerza social suficiente para que sea efectivo; de lo
contrario, solo se estará beneficiando a la imponente maquinaria
clientelar-electoral del partido gobernante. Una vez logrado el Boicot
Electoral, el siguiente paso lógico y necesario es la conformación de gobiernos
populares autónomos, para lo cual se requiere organizar la fuerza social del
movimiento, esta es quizá la parte más compleja, pero la que sin duda
representará el salto cualitativo tan esperado.
Pero, ¿qué hacer si no se posee la fuerza
social suficiente para hacer efectivo el Boicot Electoral? La respuesta pasa
necesariamente por lograr la armonización/sincronización entre la cabeza y los
diferentes brazos del movimiento social por Ayotzinapa, aquí radica el
principal reto del movimiento, pues la conformación heterogénea del propio
movimiento encuentra obstáculos aparentemente infranqueables: ausencia de
coordinación, de comunicación y deficiente difusión de las acciones; diversidad
de concepciones en cuanto a los métodos de lucha; particularización de los
diversos motivos que componen el movimiento en general más allá de la exigencia
central, etcétera.
El gobierno federal, pero más aún, el grupo
compacto que detenta el poder político y económico, apuesta a la heterogeneidad
y eventual descomposición del movimiento social surgido en Ayotzinapa.
Advierten que mientras el movimiento social no encuentre un sólido liderazgo
colectivo/comunitario capaz de articular las diversas fuerzas sociales
dispersas (por lo tanto capaz de organizar, definir y llevar a cabo acciones
concretas-eficaces), podrán continuar dominando y simulando que gobiernan para
beneficio de las mayorías que ellos mismos empobrecen y explotan.
La situación obliga a superar intereses
mezquinos, particulares o focalizados, asimismo exige un entendimiento fáctico
de la situación real y de las posibilidades factibles a que se puede acceder.
Merecemos un gobierno que comience a
desmantelar el actual régimen de empobrecimiento, exclusión y explotación de
las masas populares y que sin duda alguna signifique ¡Justicia para Ayotzinapa!
Antonio
Degante
@AntonioDegante
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