Dispara Margot o los resultados de la ideología que no pronuncia su nombre*
Dispara Margot es
el nombre de un programa de opinión de la radio pública en México; aunque la
línea principal o eje de su propuesta es el entretenimiento y el espectáculo,
es decir, la distracción, es frecuente que se hagan alusiones políticas durante
el curso del programa. Aunque Dispara
Margot no es el único ni el primer programa de su clase, tampoco tiene
alguna singularidad que lo distinga de otros similares, sin embargo, me resulta
fácil comentarlo y algunos escuchas del noticiero de Carmen Aristegui
comprenderán la inercia que me llevó a dicho programa.
No me interesa la caracterización de las individualidades
que allí trabajan sino señalar el carácter ideológico de los comentarios
políticos que en él se deslizan y cuya síntesis se produjo durante el
comentario a una nota sobre Bolivia ligada a una breve alusión de Venezuela.
El éxito de la ideología “liberal” (dominante en México) radica
en el desplazamiento explícito de la cuestión ideológica, dicho desplazamiento
aconteció a partir de un postulado ideológico consistente en la negación de la
propia ideología, de tal suerte que, en la ideología “liberal” todo aquello que
es ideológico ya no puede ser denominado ideología sino que, según la ideología
“liberal”, lo ideológico en ella se trata “en realidad” de la libertad de
pensamiento que luego derivó en la pretendida libertad de expresión u opinión
(ya ideologizada, pero no calificada como tal de ideológica).
Así, la ideología dominante (pretendidamente “liberal”) ya
no le llama ideología a la ideología sino “libertad de opinión” o “libertad de
expresión”, etc.De tal suerte, los defensores de la ideología “liberal” son
ahora los más férreos defensores de las “libertades” (de opinión y de expresión,
entre otras), por lo tanto, aquellos que se oponen a la concepción ideológica
“liberal” son enemigos de las “libertades” y, por lo tanto, un peligro que debe
ser suprimido.
Cierto es que las opiniones en sí mismas no implican
peligrosidad alguna, lo peligroso es que tales opiniones cuando son ideológicas
y masificadas conducen a conclusiones absurdas y en el extremo llevan a
resultados indeseables, por ejemplo, la aniquilación del otro, y aquí radica la
peligrosidad de toda ideología sin importar el nombre que reciba: “liberal”,
burguesa, capitalista, “comunista”, “islámica”, nazi, sionista, etc., etc…
La ideología consiste en una representación mental del mundo,
que encubre la realidad de los fenómenosobservados; como representación mental,
la ideología, es producto de una interiorización de conceptos y por ello se la
piensa como resultado de los propios intereses, al ser interiorizada, se la
piensa como producto de la propia individualidad; por ello, los oponentes de la
ideología, además de enemigos de las “libertades”, son enemigos de la
individualidad. Nuevamente, el extremo de este razonamiento conduce a la
necesidad de la supresión de aquel que ideológicamente se juzga peligroso para
la propia individualidad.
Precisamente, la ideología, cuando se masifica y se asume como
razón, puede conducir al aniquilamiento tanto de individuos (es el caso de los
linchamientos) como de poblaciones completas (es el caso de los genocidios).
Pero, la ideología, cuando no pretende el aniquilamiento del otro, se convierte
en un poderoso instrumento para la supresión de lo distinto, es decir, de
aquello que antagoniza con la propia concepción ideológica.
Cuando en Dispara
Margot se habló de Bolivia, se introdujo la nota con una expresión
ideológica“¡Qué bueno que no vivimos
allá!”, fue la expresión que lanzó el conductor y a continuación se dijo
que en Bolivia se realizó una manifestación para pedir que se transmita nuevamente
determinado programa de televisión ya retirado. De acuerdo con la concepción
ideológica del locutor, la supresión de un programa de televisión
(independientemente de su valor o utilidad) es un ataque a las “libertades”
individuales, altamente repugnante. Para completar la concepción ideológica
sobre Bolivia otro de los locutores aludió a una expresión del presidente Evo
Morales sin añadir contexto alguno para reforzar lo ideológico de aquella
expresión y, si esto no fuera suficiente, se mencionó también a Venezuela. La
escena completa es un hermoso cuadro sintético que refleja los resultados de la
ideología dominante en México, esto es, el rechazo a priori de modelos político-económicos y socio-culturales que se
juzgan ideológicamente repugnantes, en especial el boliviano y el venezolano.
El antídoto para cualquier ideología es el pensamiento
crítico, o sea, el pensamiento racional y científico, aquel que para su
aplicación tiene que hacer uso, no de la opinión pública ni del sentido común
sino, de las herramientas que ha forjado el intelecto humano a través de siglos
de desarrollo.
Pero aquí topamos con el gran problema: el pensamiento
crítico no se difunde en México, mucho menos en la radio pública y peor aún en Dispara Margot, programa que, como ya se
indicó al inicio, tiene como eje el opuesto al pensamiento crítico, esto es, la
distracción (que según la ideología “liberal” se denomina entretenimiento o
espectáculo).Este no es un problema que dependa exclusivamente de la voluntad
de los locutores que trabajan en el programa Dispara Margot, sino que depende principalmente de los intereses,
igualmente ideologizados, de aquellos que deciden el tipo de programación que
se transmite a través de la frecuencia de radio.
Se dirá que resulta sencillo no escuchar el programa o
cambiar la frecuencia, lo cual sería una solución inmejorable si únicamente se
tratara de gustos o preferencias, pero mi comentario no se refiere a
determinados gustos o preferencias sino que es un rechazo a las consecuencias
no deseadas de la ideología, las que en el caso particular de DisparaMargot (y en general en la radio
pública en México) se ven magnificadas por tres aspectos: 1) a pesar de ser
ideología pura y dura, no se la identifica conscientemente como tal; 2) se
trata de una ideología masificada, lo que necesariamente deriva del carácter
público y reiterativo del programa, y 3) no existe manera de oponer una visión
crítica al mismo nivel, por ejemplo, en un programa o una frecuencia de radio
que aporte los elementos ausentes en las notas político/culturales que se
vierten en la radio en general o particularmente en programas, aparentemente
inocuos, como Dispara Margot.
Desafortunadamente, México no se caracteriza por tener un
proyecto social o político-cultural que busque abrir los espacios públicos
masivos al pensamiento crítico, ni siquiera al pensamiento alternativo, por
ejemplo, algunos expertos coinciden en que la aplicación de las leyes en
materia de telecomunicaciones, recientemente aprobadas, lejos de significar una
apertura a la pluralidad, reforzarán el monopolio ideológico. Para vencer esta
tendencia tendrá que trabajarse arduamente, quizá sea necesaria una revolución
política que tenga como uno de sus ejes el construir espacios para el
pensamiento crítico, es decir, lejos de la concepción ideológica que
caracteriza a las revoluciones como actos altamente destructivos, se requiere
un movimiento social/político que conscientemente construya elementos objetivos
y subjetivos que permitan la interpelación del pensamiento crítico a la
ideología en el mismo nivel que ésta actúa. Internet y las redes sociales han
dado algunos indicios sobre el desarrollo masivo del pensamiento alternativo,
todavía no propiamente crítico.
Hoy la ideología se oculta detrás de la apariencia de
“libertades”, “derechos” e incluso detrás de la apariencia de una pretendida “individualidad”;
al mismo tiempo, bajo estos disfraces, la ideología impone la prevalencia de lo
singular sobre lo universal, o bien,impone mecanismos absurdos para la solución
de conflictos, por ejemplo: la violencia sobre la interpelación y el diálogo,
casos concretos son “la economía de la competencia” y la guerra
étnico/religiosa, dos caras de la misma moneda ideológica.
La batalla contra toda ideología es compleja, no se
encuentra a salvo de riesgos y peligros, pero no cabe duda de la necesidad de
efectuarla,sobre todo cuando la ideología nos pone al borde de la aniquilación
de la especie humana.Si el ser humano aspira al pleno desarrollo de su
individualidad, tendrá que hacerlo sobre bases reales, científicas y racionales
que rechacen terminantemente toda fantasíaideológica. Este comentario pretende
ser un pequeñísimo aporte en ese sentido.
AntonioDegante
@AntonioDegante
*Nota: El presente comentario es igualmente aplicable a la
gran mayoría de los programas de radio y televisión que se exhiben abierta y
públicamente en México, lo sustancial en él no es exclusivo de un determinado
programa sino que es común a los más populares. Si por algo la ideología
dominante es tal, ello es resultado del control de los medios de comunicación
masiva; el pensamiento alternativo y el pensamiento crítico tendrán que construir
o conquistar espacios de difusión y promoción so pena de permanecer marginales;
internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías abren un espacio de
factibilidad un poco más neutral; se equivocan quienes dejan a la ideología
dominante operar libremente en dicho espacio.
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