La ocupación de Palestina según Pedro Salmerón y el sionismo
(Un comentario
estrictamente personal sobre un farsante filo-sionista)
“Lo exterior es, por tanto, en primer lugar, el mismo contenido que lo interior. Lo que es interno se
presenta también exteriormente, y viceversa; el fenómeno no muestra nada que no
esté en la esencia y en la esencia nada hay que no sea manifestado”
G. W. F.
Hegel
Lo esencial del texto que comento es su acendrado sionismo.
El autor, mediante el desplazamiento de la cuestión,
pretende negar un hecho histórico para arribar a una falsa conclusión
falsificada, es decir, doblemente falsa: tanto en sus premisas como en su
conclusión.
Si bien, el desplazamiento logra confundir (y ese es su
propósito), el desarrollo y la concreción de los aspectos externos e internos
del texto nos revelan su esencia, nos la manifiestan, o sea, nos muestran la
realidad efectiva: su sionismo. Veámoslo de cerca.
Primero, hallemos el desplazamiento para evitar confusiones:
“En 1967 el ejército israelí sorprendió
al mundo al vencer en seis días a sus hostiles vecinos árabes. Casi nadie
apostaba por el pequeño Estado sionista…”
Lo que sorprende es que durante los 20 años previos el
“pequeño” estado sionista no haya encontrado el apoyo militar-logístico de una enorme
potencia occidental como la Gran Bretaña, sin contar el enorme apoyo financiero.
¿O será que se omitió deliberadamente ese hecho? Además, seguro que no se
deseaba resaltar el carácter presuntamente “hostil” de los “hostiles
vecinos árabes”.
“…el pequeño Estado sionista creado
en 1948 con el apoyo de las potencias occidentales y la neutralidad complaciente
de la URSS…”
Pues viéndolo bien, el “pequeño” no lo era tanto o ¿cómo es
que obtuvo el beneplácito de las potencias y hasta la complacencia de
la URSS?, ¿acaso una cuestión histórica intrascendente o la mera trascendencia
de YHVH en asistencia a su pueblo elegido? Nuestro autor no lo
dice, pero quizá lo sabe.
“…el pequeño… con el apoyo de las potencias… sin consideración hacia los otros habitantes de
la región –llamados árabes palestinos– en que fue injertado ese
Estado.”
Resulta que, para nuestro autor, el pequeño gigante ¡vaya
oxímoron!, solo es un inocuo injerto en la región de los
otros, no ya una ocupación/invasión sino mero empalme de un “Estado”
¿en otro?, debería, por lo menos, aclarar que los otros… llamados árabes
palestinos también eran hostiles vecinos árabes, aunque llamados…
palestinos. ¿Omisión involuntaria o será que los otrosni eran hostiles
ni eran vecinos sino residentes pacíficos de su propio
estado (aunque aún no reconocido como tal)?
“La victoria dio a los israelíes el
control militar de cuatro regiones que antes estaban bajo soberanía de sus vecinos:
los altos del Golán, la península del Sinaí, la franja de Gaza y, la más
importante y poblada, Cisjordania y Jerusalén oriental.”
Conforme avanza, el pequeño gigante que es mero injerto
(¿de un estado en otro estado?) muestra su naturaleza heroica, ¿qué hay más
heroico que un pequeño que obtiene la victoria
ante hostiles
vecinos árabes? ¿No es acaso el viejo cuento de David y Goliat el que
se deja traslucir? Para completar el cuadro no puede faltar la alusión a la soberanía,
de otro modo no se comprendería el injerto de un “Estado” en otro
Estado ya previamente soberano aunque no reconocido.
“En 1967 […] el pequeño… sionista creado…
([…] sin consideración hacia los otros habitantes… llamados
árabes palestinos) […] fue injertado… La victoria [le] dio […] el
control… [sobre la] soberanía de sus vecinos [¿árabes hostiles?] […] Desde
entonces, la actuación del Estado de Israel en esos territorios es
una de las más dolorosas heridas de nuestro mundo.”
Sólo desde entonces, 1967, la victoria del pequeño injerto
sionista sobre la soberanía de sus hostiles vecinos árabes, llamados
palestinos, es un mero dolor en el mundo, una herida ¿acaso cicatrizable?
Así, nuestro autor, llevó a cabo ¡en un párrafo! el
desplazamiento de la cuestión. La invasión/ocupación de Palestina no aconteció,
para nuestro autor, sino a partir de 1967 y ni siquiera se trató de una
invasión/ocupación sino del resultado lógico de la victoria acaso heroica de un
pequeño injerto contra sus hostiles vecinos árabes. En este desplazamiento,
nuestro autor, no considera ya la invasión/ocupación de Palestina en su
caracterización histórico-real de expulsión y exterminio sistemático de los
pacíficos residentes originarios llamados Palestinos, sino que resultado de una
sorprendente cuan sorpresiva victoria de un pequeño David contra un impotente
cuan imaginario Goliat.
Cabe mencionar que los sionistas sostienen un argumento
similar, por no decir idéntico, al de nuestro autor; por lo tanto, no es de
extrañar que el resto de su panfleto (ab)use del “argumento de autoridad” que
le representa el militar israelí Ahron Bregman, cuyo sionismo se manifiesta en
dos aspectos: 1. La omisión deliberada de la historia de ocupación colonialista
y exterminio de la población Palestina originaria anterior a 1967 y 2. La
extrapolación del objetivo sionista de reconocimiento de su “derecho a existir”
desligándolo de su origen colonialista y genocida.
En otras palabras, el ocultamiento (si no es que artera
negación) de la historia de invasión/ocupación/exterminio, es la esencia del
sionismo, reflejado tanto en el primer (¿único?) párrafo de nuestro autor como
en los subsiguientes que reproducen las ideas del militar/sionista Bregman.
Llegamos, pues, a la esencia sionista del texto a través del
desarrollo y concreción de su apariencia; no es una defensa de Palestina sino
una exposición del argumento sionista, sobre premisas históricamente
falsificadas deduce conclusiones necesariamente falsas.
Para el Pueblo Palestino no existe tal vida de dignidad y
libertad mientras permanezca en el más humillante sometimiento en que lo
mantiene el estado sionista, cualquier negociación dentro de los abyectos
parámetros que ofrece el sionismo es una traición a la auténtica resistencia
popular Palestina tanto como una traición a la memoria Histórica de Palestina.
Antonio Degante
@AntonioDegante
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